Más información sobre reducción y prevención de riesgos.
Más de la mitad de las muertes por cáncer son evitables gracias a factores de riesgo modificables, lo que subraya la necesidad de que los gobiernos apoyen a las personas en sus elecciones de estilos de vida saludables a través de una regulación efectiva del tabaco, el alcohol y los alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, de reducir la contaminación, de proporcionar más espacios verdes y oportunidades para la actividad física. Reducir la exposición a los factores de riesgo se conoce como "prevención primaria".
El consumo de tabaco es la principal causa evitable de cáncer.
Sin embargo, existen diversos factores de riesgo y medidas preventivas que pueden adoptarse para reducir el riesgo de cáncer:
El consumo de tabaco está relacionado con aproximadamente 15 tipos de cáncer, incluidos el cáncer de pulmón y de hígado. Dejar de fumar mejora considerablemente la esperanza de vida y la calidad de vida.
Limitar el consumo de alcohol reduce el riesgo de cánceres como los de la boca, el esófago y el seno.
El ejercicio regular y el mantenimiento de un peso saludable disminuyen el riesgo de varios cánceres, incluidos los del colon y los riñones.
Reducir la exposición a la radiación ultravioleta del sol y evitar las camas de bronceado ayuda a prevenir el cáncer de piel.
La exposición profesional a sustancias como el asbesto aumenta el riesgo de cáncer, y políticas destinadas a minimizar estas exposiciones pueden ayudar.
Las infecciones crónicas causan aproximadamente el 16 % de los cánceres en el mundo, y las vacunas contra el virus de la hepatitis B (VHB) y el virus del papiloma humano (VPH) ayudan a prevenir el cáncer de hígado y de cuello uterino.
- Las personas pueden adoptar estilos de vida saludables, evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, limitar la exposición al sol, vacunarse y alentar a otros a hacer lo mismo.
- Los gobiernos pueden implementar programas de vacunación, regular las salas de bronceado, prohibir el asbesto y promover campañas de salud pública.
- Las escuelas pueden educar sobre los factores de riesgo del cáncer y promover una buena nutrición y actividad física.
- Los empleadores pueden aplicar políticas para prevenir la exposición a agentes cancerígenos y fomentar estilos de vida saludables.
- Las comunidades pueden desarrollar entornos que apoyen la salud y el bienestar.
La prevención secundaria del cáncer se centra en el tamizaje y la detección temprana para detectar el cáncer en sus etapas más precoces y tratables.
Las pruebas de detección de rutina, como las mamografías para el cáncer de seno, los exámenes de Papanicolaou para el cáncer de cuello uterino y las colonoscopias para el cáncer colorrectal, son cruciales. Estas pruebas pueden detectar anomalías antes de que aparezcan los síntomas, permitiendo así una intervención temprana.
La detección temprana aumenta considerablemente las tasas de supervivencia. Por ejemplo, el cáncer de seno en una etapa temprana tiene una tasa de supervivencia a cinco años del 99 %, frente al 27 % para una detección en una etapa avanzada. Las pruebas de detección regulares pueden llevar a un tratamiento rápido, reduciendo la mortalidad por cáncer.
La concienciación pública y la educación sobre la importancia del tamizaje pueden alentar a más personas a participar en estas pruebas que salvan vidas. Los proveedores de atención médica deben garantizar servicios de detección accesibles y asequibles para llegar a una población más amplia, especialmente en áreas desatendidas.
Al priorizar la detección y la intervención temprana, podemos reducir aún más la carga mundial del cáncer.
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