Los servicios de salud que priorizan al individuo en lugar de la enfermedad no son un concepto nuevo. Se reconoce ampliamente como un medio importante y eficaz para mejorar los resultados de salud y la experiencia de las personas que viven con cáncer.
Sin embargo, este enfoque probado casi nunca se implementa debido a varias barreras, incluida la falta de voluntad política, presiones financieras, limitaciones de recursos, formación y educación insuficientes, resistencia al cambio y desigualdades sistémicas.